En silencio lloraba lágrimas de felicidad.
Sólo en silencio porque no lo gustaban las cursilerías,
Y así yo me pintaba: como una persona en blanco y negro,
Que nunca sentía y que nunca decía, nunca expresaba.
Los únicos que decían algo eran sus ojos;
Y, los míos, queriendo decirle cuánto lo amaba,
Y cuánto quería vivir con él, en la casita de flores silvestres
Salvajes como el viento y frescas como el mar.
Lo imaginé varias noches en mis fantasías
En las que me venía a buscar y me llevaba a ningún lugar,
Pero era un “dónde” desconocido.
Parábamos de caminar y él me miraba,
Y con un dulce despertar cerrábamos los ojos
Y nos abrazábamos.
Pero nunca fue “besarnos”…pues su alma es fría
E imposiblemente sensible como para tocarnos los labios
Y menos hacer el amor...