Siempre me sumergí cuanto pude con una persona para no sufrir. Creía que así no lo haría. Creí que así estaba a salvo. No. No lo estaba, porque esas personas nunca me quisieron como yo a ellas. En especial una. Me lastimó. Y cuando me lastiman yo me enojo. Mi furia se desata y deja florecer sus más sangrientas revoluciones. Da pasos agigantados. Y aun asi...no volvió. "No perdones, no perdones...", me dice mi corazón. Pero no puedo. Lo amaba. Y él no.
Ahora, sí. Son sólo los recuerdos que me mandan a reflexionar y me doy cuenta de que yo hice lo mismo con alguien a quien amaba; pero al final comencé a odiar. Fue posible, entonces, el amor-odio hacia una persona.
Supongo que un mes es suficiente. Fue suficiente para los dos.
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