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sábado, 21 de julio de 2007

El Sueño

Hay cosas que no las controlo. Como los sueños.

Ayer y hoy tuve un sueño.
Uno grande y pequeño: Estoy en la playa disfrutando, caminando por la arena que los pies me seca. La gente molesta, los niños corren, yo sin embargo, indiferente, esperando algo, con la mirada hacia abajo. Esucho algo...se avecina un tormento para este mundo. La costa me dice algo. La costa también escucha. Mar, caos, viento, lluvia...Mis sentidos no funcionan, confundidos están. De un segundo a otro me doy cuenta de que la gente, las personas con las que vivo diariamente, y que no las puedo borrar de esta realidad, me empuja hacia atrás para que el mar no tome su cuerpo y lo haga parte de su ser. Yo, en cambio, estoy parada. No estoy sólo para, sino también triste y ansiosa...porque sé que de esta no nos vamos a poder salvar. Por más que corra, sé que el mar, el océano, es mucho más poderoso que nuestros pies, que nuestros muros de cemento. Puede controlar lo que sea, puede tomar y destruir lo que quiera. Puede superar la mayor altura de la pared más alta y gruesa. Por eso es que no puedo soportar, muero...Me despierto con la luz matutina que constantemente atraviesa mi ventana. Miro a través de ella, y veo un cielo cubierto de una sábana blanca como si fuera un manto de nieve. La luz del sol, a duras penas, puede salir. Los algodones fríos no lo dejan salir.
Y así comienza mi día. El primer día de mi muerte.

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