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domingo, 16 de noviembre de 2008

Nada de él

En silencio lloraba lágrimas de felicidad.

Sólo en silencio porque no lo gustaban las cursilerías,

Y así yo me pintaba: como una persona en blanco y negro,

Que nunca sentía y que nunca decía, nunca expresaba.

Los únicos que decían algo eran sus ojos;

Y, los míos, queriendo decirle cuánto lo amaba,

Y cuánto quería vivir con él, en la casita de flores silvestres

Salvajes como el viento y frescas como el mar.

Lo imaginé varias noches en mis fantasías

En las que me venía a buscar y me llevaba a ningún lugar,

Pero era un “dónde” desconocido.

Parábamos de caminar y él me miraba,

Y con un dulce despertar cerrábamos los ojos

Y nos abrazábamos.

Pero nunca fue “besarnos”…pues su alma es fría

E imposiblemente sensible como para tocarnos los labios

Y menos hacer el amor...