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miércoles, 8 de septiembre de 2010

Ieghpairner iev Kuirer

“Ieghpairner iev Kuirer”. La primera vez que me llamaron asi (kuir = “hermana”) no fue hace mucho. Fue en el último campamento de invierno del 2010, con los queridísimos scouts de córdoba, sin esperar nada que supere mis expectativas y emociones. Un nene de no más de 13 años y entre ese momento y el próximo miradas y una sonrisa auténtica. Fui como una simple integrante de grupo de apoyo, “la chica de Bs As”, “la hija de Betty S.” y hasta “la sobrina de Carlos S.”. Me recibieron con los brazos abiertos, algunos de entrada, otros tardaron y el resto quizás falta conocernos. Pero no hay duda de que la alegría de que una chica Armenia haya ido desde Buenos Aires hasta Córdoba con el simple objetivo de ayudar, estuvo y seguirá vigente, puesto que no va a ser la última vez. Me atrevo a decir de que nunca sentí eso acá en Bs As. No sé por qué. Si pudiera elegir entre vivir entre uno o el otro, sería vivir en Córdoba. Tan educados, tan cómicos y alegres, tan pasionales con el trabajo scout, tan pacientes, etc.etc.

Dos días pueden ser suficientes para entender lo que mi mamá desde pequeña me quiso demostrar, explicar, decir y hasta expresar de todas las maneras posibles que el scoutismo significa: compañerismo, servicio, unión, alegría y todas las emociones mezcladas. Claro que siempre me dio la posibilidad de elegir, y de esa elección admito que me equivoqué. Que de ser un poco más abierta a las ideas y a las experiencias nuevas, a no tener temor (no sé a qué), hubiera sido más feliz de lo que soy ahora. Pero, eso sí, no me arrepiento para nada de haber cometido este error porque ahora sé que muy dentro de mi, hubiera sido una muy buena scout.

Sigo. Sólo dos días. Y cada momento lo disfruté. Con gente que me hizo sentir como una cordobesa más, como una scout o ex scout más. Cande, Ceci y Tamar. Tres ángeles en mi búsqueda de algo que todavía no sé bien qué es, quizás el “¿Qué me hubiera pasado si yo hubiese sido scout?”. En fin, el tiempo pasó y no fui. No estuve los sabados para las actividades normales de scouts, no estuve en los campamentos, salvo en un par cuando era casi bebé. Quizás esos momentos, no muy gratos para mi, fueron la causa de mi rechazo hacia ser scout. En ese entonces no entendía lo que significaba.

Siempre les voy a estar agradecida. A cada uno. Hayan tenido idea o no de quien era hija o sobrina. Prefiero que no lo hayan sabido, pues los sentimientos asi son más puros y reales.

Las formaciones, las promesas, las noches y sus fogones, los sketchs que tanto nos hicieron reír, las siestas con el grupo de apoyo hermoso, y las no siestas en las que cocinábamos para los tan queridos scouts. Pensar en todo eso me hace emocionar. Porque después de tanto tiempo volví a querer a homenetmen y su gente. Puedo decir que estoy llorando de alegría y que extraño a los queridos armenios de cordoba. Gracias por la inclusión, gracias por dejarme ser parte de su agrupación de alguna u otra manera. Nunca me sentí tan querida y tan en familia. Nunca me vi tan servicial y me hace feliz servir a gente que vale la pena.

Gracias. Estoy eternamente agradecida.

Mishd Badrasd.