De palabras cortas yo me caracterizaba. No me creía capáz de decir las cosas a su debido momento, en su debida forma y distancia. Me alejo de vos cuando estás cerca y me acerco cuando estás lejos. Temo perder y temo desilusionarme. Temo tantas cosas, pero no temo estar con vos porque le das vida a mi alma, que ahora siente el cielo aun cuando el cuerpo está en la tierra. No estoy segura de que alguna vez estemos juntos en donde yo estoy, pues segura no estoy de tus pensamientos, ni emociones, ni sentimientos, ni miedos. Pero esperaré. Y cuando te vea y me percate de tu frialdad para conmigo, voy a caer a la realidad: en donde todo fue y era monotonía total. Rutina sin esperar, y esperar rutinariamente a que algo venga, a que algo despierte y volatilice a mi alma otra vez. Rómpela en mil pedazos, no me importa. Luego las juntaré cuando tenga tiempo; lo tendré cuando todo se vuelva normal. Díle lo que sientes, ¡díselo ya! Pues cuando abras los ojos otra vez, no estará más. ¡Date cuenta! No podés dormir, no podés comer, no podés pensar en otra cosa que no sea él. ¿De dónde salió tal sentimiento de repente? ¿Será pura ilusión? Cuidá tus pasos, no son seguros. No quiero seguridad lo quiero a él.
