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martes, 31 de julio de 2007

Triste orta vez en la oscuridad de la noche

Sobre la noche hablo hoy.
Sobre la noche cantaré.

Altos los árboles susurran los secretos de la noche.
Las luces escuchan e iluminan las calles fantasmales.
Los asfaltos escasos de pizadas,
y el cielo escaso de estrellas;
lleno de nubes grises y niebla maldita.
Y una extraña sensación a amargura siento en mi corazón.
Un dolor interminable durante estos días,
una canción triste y pegadiza nubla mi mente.

Y estoy aquí, sentada frente a estas palabras.
Y no sé, la verdad, no sé qué estoy escribiendo.
Pero la oscuridad de este término del día
me empuja a hacerlo.

Y siguen, y siguen los recuerdos.
Cada uno de ellos se convirtió en una estaca mágica
convertidora de hielo.
Es que sí. Eso fue lo que prometí. Lo que hubiera querido hacer.
Pero el hielo se fue derritiendo
y ahora no tengo con qué protegerme.

El día que me claven otra estaca,
me congelaré en mis frías utopías.
Son deseadas y nunca tomadas, ni apropiadas.
Son imposibles, son un sueño.

La noche me hizo mal, me retiro.

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